Por: Ing. Agr. MSc Leonardo Vique.
Como profesional del agro y medio ambiente, he sido testigo de primera mano de los desafíos que el cambio climático presenta para nuestro planeta y, en particular, para el sector agrícola. La evidencia científica es cada vez más contundente: el clima está cambiando más rápido de lo esperado, y la actividad humana es la principal responsable. Desmitificar las realidades de este fenómeno y actuar con decisión es crucial para la sostenibilidad de la producción de alimentos y la resiliencia de nuestras sociedades.
Mitos y Realidades del Cambio Climático
Uno de los mitos más persistentes es que el cambio climático
es un fenómeno natural más, sin una clara influencia humana. Sin embargo, los
informes del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) son
inequívocos: el calentamiento global observado desde la época preindustrial ha
sido generado por el hombre de forma indiscutible. Las concentraciones
atmosféricas de dióxido de carbono (CO2) son las más altas en al
menos 2 millones de años, y las de metano (CH4) y óxido nitroso (N2O)
en al menos 800.000 años.
Otro punto de controversia es el papel de la ganadería en
las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Si bien es cierto que el
metano proveniente de la fermentación entérica del ganado contribuye, la mayor
parte de las emisiones globales (75%) provienen de la quema de combustibles
fósiles, del uso de petróleo, del gas natural y del carbón. Las emisiones
atribuibles a la producción ganadera son menores, no más del 5%, e incluso son
inferiores a las pérdidas de metano por ineficiencias en el propio sector de
los combustibles fósiles. Es fundamental poner las cosas en su justa
perspectiva y evitar demonizar un sector esencial para la alimentación global.
Figura 1: Distribución Global de
Emisiones de GEI por Sector
Impacto del Cambio Climático en el Sector Agrícola: El
Caso de Uruguay
Uruguay, como país con una fuerte dependencia de la
producción agropecuaria, es particularmente vulnerable a los impactos del
cambio climático. Las proyecciones climáticas para el país son preocupantes:
- Aumento
de la temperatura: Se estima un incremento de la temperatura media
anual de entre 1.2∘C y 1.9∘C
para 2040, y hasta 5.5∘C para 2100 en
escenarios de altas emisiones. En los últimos 50 o 60 años, la temperatura
en Uruguay ha aumentado un promedio de 1 grado, similar al incremento
global.
- Cambios
en las precipitaciones: Se proyecta un aumento del 30% en las lluvias
de otoño y un incremento en la intensidad de eventos extremos de lluvia
hacia finales de siglo. Si bien el nivel anual de lluvia en Uruguay ha
aumentado un 20% en los últimos 50 o 60 años, la distribución cambia, con
más lluvias en primavera, otoño y verano, y una disminución en invierno en
el norte del país. Se ha observado un aumento de entre un 5% y un 10% de
eventos extremos de lluvia.
- Eventos
extremos: El aumento de la temperatura conlleva una mayor frecuencia
de olas de calor y temperaturas extremas, y una disminución de los
extremos fríos. La comunidad científica coincide en que los eventos
climáticos extremos como sequías, inundaciones y olas de calor serán más
frecuentes y dañinos.
Estos cambios tienen consecuencias directas en la producción
agropecuaria, la generación de energía hidroeléctrica y la gestión de recursos
hídricos. Las sequías prolongadas y las precipitaciones intensas son una
amenaza constante.
Figura 2: Proyecciones de Temperatura
Media Anual para Uruguay
Fuente: Barreiro et al (2019).
Mitigación y Adaptación: Un Enfoque Integrado
Frente a este panorama, las respuestas al cambio climático
no pueden limitarse a enfoques técnicos o económicos tradicionales. Se requiere
un "Pensamiento Sistémico" (Systems Thinking) que aborde el problema
de manera holística, considerando las interconexiones entre los sistemas
naturales y humanos.
Estrategias de Adaptación para Uruguay:
Desde mi perspectiva, la adaptación es una prioridad
ineludible para Uruguay, un país particularmente vulnerable. Algunas
estrategias clave incluyen:
- Gestión
de los recursos hídricos: Es fundamental mejorar la gestión del agua
para enfrentar sequías e inundaciones, lo que incluye el uso de
"infraestructura azul-verde" (Blue-Green Infrastructure - BGI). Estas
redes interconectadas de componentes naturales y diseñados, como humedales
y espacios verdes, pueden controlar inundaciones, servir como reservorios
de agua y purificarla. El Plan Nacional de Aguas Pluviales Urbanas en
Uruguay ya se enfoca en la adopción de soluciones basadas en la naturaleza
(SBN).
Figura 3: Tipos de Soluciones Basadas
en la Naturaleza (SBN) a Diferentes Escalas
- Prácticas
agropecuarias sostenibles y resilientes: La producción de alimentos
debe adaptarse para minimizar riesgos. Esto implica:
- Manejo
eficiente de pasturas: Un campo natural bien manejado le da al animal
una dieta de mucho más alta calidad, con menos fibra y más proteína, lo
que resulta en una menor emisión de metano por kilo de carne, ternero o
litro de leche producido. Uruguay es un país bastante único, ya que el
90% de su producción ganadera se basa en pasturas naturales.
- Mejora
de la eficiencia del rodeo: Si se logra que un mayor porcentaje de
vacas produzcan terneros, se produce la misma cantidad de metano con más
terneros, lo que reduce la cantidad de metano por ternero. Esto es una
preocupación de la ganadería uruguaya, y su mejora tiene ventajas en la
reducción de metano.
- Uso
de aditivos en la alimentación del ganado: Se están investigando
aditivos, como los basados en algas marinas rojas del género Asparagopsis,
que han demostrado reducir significativamente la producción de metano en
rumiantes.
- Análisis
de Aptitud de la Tierra (LSA): Esta metodología, que requiere
información de suelo y clima, permite determinar las mejores áreas para
cultivos en un territorio de acuerdo con cambios climáticos.
- Investigación
en nuevas especies forrajeras: Se exploran especies con propiedades
anti-metanogénicas, como la biserrula y la achicoria, que tienen
potencial para reducir las emisiones entéricas de metano.
- Riego
intermitente en cultivos de arroz: Aunque el arroz contribuye con un
porcentaje menor de las emisiones de metano en Uruguay, el riego
intermitente puede reducir drásticamente las emisiones sin perder
rendimiento.
- Planificación urbana con infraestructura verde: Para mitigar el efecto de "islas de calor urbanas" (UHIs) y optimizar el uso del agua, la implementación de una red de espacios verdes (naturales y seminaturales) en las ciudades es crucial.
Cuadro 1: Estrategias de Mitigación y
Adaptación en el Sector Agropecuario Uruguayo
Estrategia |
Impacto en
emisiones de metano |
Beneficio
adicional |
Gestión de recursos hídricos con
BGI y SBN |
Indirecto (control de
inundaciones puede reducir emisiones fugitivas) |
Purificación de agua, control de
inundaciones, conservación de biodiversidad urbana |
Manejo
eficiente de pasturas |
Reducción por mejora en la dieta
animal (menos fibra, más proteína) |
Mayor productividad por unidad de
metano, uso sostenible de campo natural |
Mejora de la eficiencia del
rodeo |
Reducción por aumento de
productividad por unidad de metano emitido |
Aumento en la eficiencia
reproductiva y económica |
Uso de
aditivos (e.g. Asparagopsis) |
Alta reducción directa en
emisiones entéricas de metano |
Innovación tecnológica, mejora en
la eficiencia ambiental de la producción |
Análisis de Aptitud de la Tierra
(LSA) |
Indirecto (uso más eficiente del
suelo puede reducir presión sobre sistemas de alto metano) |
Mejora en planificación
agrícola, adaptación al cambio climático |
Nuevas
especies forrajeras (e.g. biserrula, achicoria) |
Reducción directa por propiedades
anti-metanogénicas |
Mejora de la biodiversidad
forrajera, resiliencia de los sistemas pastoriles |
Riego intermitente en arrozales |
Reducción significativa de
metano del cultivo de arroz |
Uso eficiente del agua,
mantenimiento del rendimiento agrícola |
Infraestructura
verde urbana (espacios verdes) |
Indirecto (mejora microclima,
menor necesidad de energía para enfriamiento) |
Reducción del efecto isla de
calor, bienestar urbano, conservación de biodiversidad |
La Urgencia de la Descarbonización y el Rol de Uruguay
Si bien las medidas en el sector agropecuario son
importantes, la descarbonización de la economía global es la única forma de
limitar el calentamiento global a
1.5∘C para finales del siglo XXI. Esto implica una economía
con una emisión de carbono neta de 0 para 2050. El 75% de las emisiones de GEI
provienen de la quema de combustibles fósiles.
Uruguay, en este sentido, es un ejemplo para seguir. Su
matriz energética en la generación de electricidad es superior al 90% en renovables,
siendo prácticamente 100% con energía renovable. Esto es un logro ejemplar que
el país debe mostrar al mundo. La "segunda transición energética" de
Uruguay busca descarbonizar el resto del sector energético (transporte e
industria), y desarrollar el hidrógeno verde y sus derivados para exportación y
para el mercado local.
Figura 4: Generación de Electricidad
por Fuente en Uruguay (2005-2025).
Conclusión: Confianza en la Ciencia y Acción Decidida
El cambio climático es un problema complejo y
"perverso" que requiere no solo soluciones técnicas, sino también un
cambio de mentalidad y un compromiso holístico. La confianza en la ciencia, en
la ingeniosidad humana y en la capacidad de actuar de acuerdo con la
información disponible es fundamental.
Uruguay ha demostrado un compromiso serio con la
sostenibilidad, no solo por responsabilidad ambiental, sino también por las
oportunidades económicas que genera. La investigación en curso en el INIA y
otras instituciones es vital para continuar desarrollando y aplicando
estrategias de adaptación y mitigación.
El futuro de nuestro planeta, y con él, la capacidad de
alimentar a una población creciente depende de las decisiones y acciones que
tomemos hoy. Como profesionales del agro y del ambiente, tenemos la
responsabilidad de liderar este cambio, informando, investigando y promoviendo
prácticas que aseguren un futuro más resiliente y sostenible.
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