Por: Ing. Agr. Leonardo Vique.
(Myiopsitta monachus)
La cotorra común (Myiopsitta
monachus) es un ave perteneciente a la familia de los psitácidos, que se
caracteriza por su tamaño mediano y su comportamiento social. En este artículo,
exploraremos las características biológicas de la cotorra, su comportamiento,
su dinámica poblacional y las adaptaciones que la convierten en una especie
notable en los ecosistemas donde habita.
Características Biológicas
Generales
La cotorra tiene un tamaño
aproximado de 30 cm de largo y no presenta dimorfismo sexual, lo que significa
que machos y hembras son visualmente similares. Se distribuye en regiones
subtropicales que abarcan desde el centro de Bolivia y Brasil hasta el norte de
Argentina. Esta especie cuenta con cuatro subespecies, donde la más común en
Uruguay es Myiopsitta monachus.
Uno de los aspectos más
fascinantes de la cotorra es su comportamiento gregario. Estas aves viven en
grandes colonias y construyen nidos robustos utilizando ramas entrelazadas. Sus
nidos son tan grandes y resistentes que incluso otras aves, como jabirus,
chimangos y patos silbón, a menudo los utilizan para nidificar.
Interacciones Ecológicas
La cotorra no solo impacta el
entorno a través de su presencia, sino que también proporciona refugio a otras
especies de vertebrados, como el pirincho, el tordo músico y la lechucita
común. Sin embargo, tiene sus depredadores, que incluyen el halconcito gris, la
comadreja y algunas serpientes, lo que refleja su papel dentro del ecosistema.
Comportamiento y Ritmo de
Actividad
Ciclos de Reproducción
La actividad de las cotorras
varía a lo largo del año. Durante el período no reproductivo, que abarca entre
marzo y julio, se agrupan en bandadas de 20 a 100 individuos. A menudo, se
observa que las cotorras salen al amanecer en busca de alimento, regresando
hacia sus nidos al caer el sol. Solo un pequeño grupo regresa al mediodía.
En cambio, el período
reproductivo se extiende desde agosto hasta enero. La época de apareamiento
comienza en la primavera, con comportamientos de búsqueda de pareja y selección
de nidos. Durante esto, las parejas se aíslan dentro de la colonia para ocupar
un nido, donde se dedican a la construcción, incubación y cuidado de los pichones.
A lo largo del año, las cotorras
pasan mucho tiempo construyendo y reacondicionando sus nidos, así como
forrajeando. Se ha estudiado que dedican más tiempo a alimentarse en invierno,
mientras que en verano, la construcción de nidos cobra mayor importancia. Otras
actividades incluyen el descanso y la defensa territorial.
Comunicación
La cotorra utiliza una variedad
de vocalizaciones para comunicarse. Se han identificado al menos once tipos de
llamadas, que incluyen alarmas, señales de contacto y vocalizaciones para
identificar a sus pares. Esta comunicación es crucial para mantener la cohesión
del grupo y coordinar sus actividades, como el forrajeo y el cuidado de los
jóvenes.
El estudio de la dinámica
poblacional de la cotorra revela varias características interesantes:
© Crianza
Demorada: Esta especie muestra un patrón de crianza demorada, donde los
juveniles no se reproducen hasta alcanzar los dos años. Este retraso en la
reproducción permite que ganen experiencia antes de asumir el papel de
criadores.
© Dispersión
Reducida: Las cotorras tienden a permanecer cerca de su área natal durante
gran parte de su vida. Esta estrategia les permite beneficiarse de la
colaboración social en su entorno inmediato, donde reciben ayuda de otros
individuos para sobrevivir.
© Ayuda
Social: Se ha observado que algunas cotorras jóvenes ayudan a cuidar a los
jóvenes de otras parejas. Este comportamiento social refuerza la cohesión
dentro del grupo y mejora las tasas de supervivencia de los pichones.
Conclusión
La cotorra (Myiopsitta
monachus) es un ave que hoy por hoy juega un papel fundamental en su
ecosistema. Su biología, organización social y comportamiento son elementos
clave que contribuyen tanto a su éxito como especie como a su interacción con
el entorno agrícola en la región. Comprender estas dinámicas es esencial para
el manejo adecuado de la cotorra, especialmente en el contexto de los cultivos
donde su presencia puede ser problemático. La integración de este conocimiento
en estrategias de manejo puede conducir a un equilibrio más sostenible entre la
agricultura y la conservación de la biodiversidad.
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