Por, Ing. Agr. Leonardo Vique
La reducción del stock ovino en Uruguay, que llegó a su mínima expresión en
2023 con apenas 5,93 millones de cabezas, refleja una compleja realidad donde
diversos factores confluyen, desde la competencia con otros rubros hasta los
ataques de predadores. Entre estos, el jabalí, los zorros y el perro doméstico
se destacan como los principales causantes de pérdidas económicas y de
frustración para los productores. En este artículo, compartiré mi opinión sobre
los diferentes mecanismos de control de predadores que considero pueden ser
efectivos para mitigar este problema.
Comprendiendo
el Problema
La predación es, sin lugar a duda, uno de los principales factores que han
contribuido a la disminución de los ovinos en nuestro país. La dificultad de
erradicar este problema radica, en gran medida, en la protección legal que
poseen muchos de los predadores, así como en la falta de legislación que aborde
de forma efectiva el impacto del perro doméstico. Según estudios diversos, el
conflicto entre la fauna silvestre y la ganadería es un fenómeno global que
afecta gravemente la producción de pequeños rumiantes.
Los jabalíes, zorros y perros domésticos son responsables de un
significativo número de muertes de ovinos. El jabalí, declarado plaga en 1982,
representa una amenaza constante, especialmente durante la parición, periodo en
que los productores sufren pérdidas notorias. Los zorros, por su parte, han
visto aumentar su población, y su ataque a los corderos es más común de lo que
se cree, lo que refleja una mala comprensión del problema por parte de los
productores. Como técnico he sido testigo de cómo el desconocimiento y la falta
de medidas adecuadas pueden llevar a una sobreestimación del daño.
Mecanismos de
Control de Predadores
Ante esta situación, es esencial analizar las diferentes estrategias de
control que se pueden implementar, las cuales se pueden clasificar en directas
e indirectas.
Control
Directo: Eliminación de Individuos
En cuanto al control directo, que se refiere a la erradicación de los
propios predadores, en Uruguay solo el jabalí está habilitado para su caza
libre. Sin embargo, la caza de jabalíes ha resultado ser un reto considerable
debido a su inteligencia, habilidad de adaptación y comportamiento nocturno.
Las técnicas de captura son variadas, desde la caza terrestre hasta el uso de
trampas, pero ninguna es infalible y requiere un esfuerzo continuo. Me parece
que la clave radica en combinar métodos; no se trata de erradicar, sino de
controlar eficazmente la población.
Control Indirecto: Barreras y Animales de
Guarda
La instalación de cercas eléctricas es esencial y, bajo mi experiencia,
puede ser muy efectiva si se realiza correctamente. Deben contar con un
electrificador de alto poder y un diseño que impida el acceso. Además, el uso
de animales de guarda es una estrategia en ascenso. Los perros de protección,
como los Maremmanos o los Pirenaicos, son excelentes aliados, siempre que se
integren adecuadamente desde su temprana edad con el rebaño. Su habilidad para
disuadir a los predadores ha mostrado resultados prometedores.
Asimismo, herramientas más novedosas como la incorporación de llamas o
burros en los rebaños, si bien menos comunes en Uruguay, han demostrado
efectividad en otros países. Las llamas, que se adaptan rápidamente al rebaño y
se vinculan con él, han mostrado una notable capacidad para disminuir las
pérdidas, y en mi opinión, bien podrían ser consideradas en el contexto
uruguayo.
Es fundamental que, como productores y como país, tomemos en serio el
problema de la predación en los ovinos. Es evidente que no existe una solución
única; la integración de diferentes métodos, tanto directos como indirectos, es
la única forma de lograr un control efectivo. La colaboración y el intercambio
de experiencias entre productores puede resultar clave para elaborar
estrategias adaptadas a las características de cada predador y sistema
productivo.
El control del perro doméstico es quizás uno de los aspectos más complejos
y frustrantes en el manejo de la predación en ovinos en Uruguay. Desde la
eliminación de las perreras en 2009, hemos sido testigos de un aumento
significativo de perros sueltos tanto en áreas urbanas como rurales. Esta
situación ha generado una problemática que, aunque está reconocida por los
productores, carece de una solución legislativa efectiva. Las medidas
alternativas, como la castración y la creación de refugios, no han tenido el
impacto esperado y, por lo tanto, los ataques a las majadas continúan. En mi
opinión, es fundamental implementar programas de concientización dirigidos a
los propietarios de perros, así como un marco regulatorio que establezca
responsabilidades claras en cuanto a la tenencia de estos animales. La
promoción de la identificación y registro de perros permitiría un mejor control
de la población canina. Además, podría ser beneficioso realizar campañas de
educación y sensibilización para los dueños sobre la importancia de mantener a
sus perros bajo control y cómo esto afecta directamente a su comunidad y
producción local. Sin una estrategia abarcadora que incluya a la comunidad, los
esfuerzos por controlar la predación por parte de perros domésticos seguirán
siendo insuficientes.
Finalmente, creo que la sensibilización sobre la importancia de coexistir
con la fauna nativa y los depredadores es crucial. En lugar de deshacerse de
ellos, debemos aprender a convivir y manejar esta situación con inteligencia y
coherencia. El éxito en este desafío no solo es vital para la industria ovina,
sino que también puede servir de modelo para abordar problemas similares en
otras áreas de la agricultura y conservación.
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