Por: Ing. Agr. Leonardo Vique.
La aparición de la chicharrita Dalbulus maidis en los cultivos de maíz de la región ha generado preocupación en el sector agrícola. Este insecto, conocido por transmitir enfermedades que impactan negativamente en la producción, ha expandido su presencia con mayor incidencia en el sur de Uruguay. En este contexto, es necesario reflexionar sobre los desafíos que enfrenta la agricultura en el país y encontrar estrategias efectivas para mitigar los efectos de esta plaga.
Se ha observado que las condiciones de un invierno benigno, altas
temperaturas y abundantes lluvias, junto con el escalonamiento en las fechas de
siembra, han sido las principales causas de la rápida proliferación y migración
de esta plaga. Si bien los cultivos de primavera pueden evitar la enfermedad,
al mismo tiempo favorecen la reproducción del insecto y la propagación de la
enfermedad, aumentando el riesgo para las siembras más tardías en verano. Por
lo tanto, es en este momento cuando comienzan a manifestarse las consecuencias
de manera más evidente.
¿Cómo combatir la chicharrita del maíz?
El escalonamiento de la siembra se considera una de las principales
causas de la propagación de la plaga, por eso, cambiar esta práctica de
sembrado puede tener un cambio significativo. Aunque no siempre es posible se aconseja,
"acotar las fechas de siembra para evitar coincidir el período susceptible
del maíz con los picos poblacionales de chicharrita".
A continuación, se presentan recomendaciones clave para tener en cuenta:
- Restringir el alimento para la plaga: eliminar malezas gramíneas huéspedes y las
plantas de maíz guachas o voluntarias para reducir la población invernante,
teniendo en cuenta que el insecto sobrevive en inviernos benignos y se
reproduce en primavera en los maíces en estado vegetativo (V1 a V8).
- Elegir híbridos con buen comportamiento para esta enfermedad: si bien no existen cultivares en la región
con resistencia al achaparramiento del maíz, existen algunos con mejor
comportamiento que otros.
- Rotación de cultivos: alternar los cultivos en los campos para evitar la acumulación de
plagas específicas, interrumpir los ciclos de vida de las plagas y reducir la
presión sobre un cultivo en particular.
- Monitoreo constante:
inspeccionar regularmente los campos para identificar signos de plagas, prestar
atención a cambios en el crecimiento de las plantas, daños en las hojas,
presencia de insectos u otros síntomas inusuales.
- Condiciones nutricionales: es crucial conocer el estado de los nutrientes en las chacras, ya que
los síntomas de la enfermedad pueden asemejarse a deficiencias nutricionales.
- Control químico:
como última medida, se recomienda el control químico ante la presencia de la
plaga en la chacra. Si bien no hay un umbral de acción definido para esta
plaga, se aconseja la aplicación de principios activos en mezcla o intercalados
entre aplicaciones (piretroides/neonicotinoides) para evitar la resistencia de
los insectos.
¿Cómo distinguir la plaga del maíz?
Es fundamental que los
productores estén capacitados para identificar la presencia de la chicharrita y
los síntomas asociados a las enfermedades que transmite.
El insecto en cuestión tiene aproximadamente entre 3 y 4 milímetros de
longitud, es de color amarillo pálido y presenta dos manchas redondas negras en
el vértice de la cabeza, las alas posteriores son traslúcidas y se
extienden más allá del extremo del abdomen.
La chicharrita Dalbulus maidis actúa como vector y transmite a la planta la bacteria Mollicute Spiroplasma kunkelii, conocida ampliamente, pero también se ha comprobado que puede transmitir otras bacterias como Candidatus Phytoplasma asteris y el virus del rayado fino del maíz. Estos 3 patógenos, solos o en combinación, causan el achaparramiento del maíz, cuyos síntomas suelen manifestarse entre 2 y 5 semanas después de la inoculación, agravándose con el tiempo.
Inicialmente, los síntomas leves se caracterizan por la presencia de
hojas con rayas cloróticas que aparecen cerca de la base y se extienden hacia
las puntas. Asimismo, las hojas pueden presentar enrojecimiento o deformaciones
en los márgenes. En casos más graves, pueden provocar el secado prematuro de
las espigas de maíz, ocasionando un impacto negativo en la producción.
La lucha contra la chicharrita Dalbulus
maidis en los cultivos de maíz requiere un enfoque integral que combine
medidas preventivas, monitoreo constante y control eficaz de la plaga. La
colaboración con técnicos especializados, la actualización sobre las prácticas
de manejo integrado de plagas y enfermedades, y la aplicación de estrategias de
control responsables son fundamentales para proteger los cultivos y garantizar
una producción exitosa. ¡No esperes a que la plaga afecte tus cultivos, actúa
ahora para proteger tu producción de maíz!
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